jueves, 9 de abril de 2009

Hiratsuka: Trabajadores extranjeros llegan a acuerdos con su empleador.

Trabajadores extranjeros en la ciudad de Hiratsuka.
Hiroshi Ishida

ASAHI SHIMBUN

Hiratsuka, Prefectura de Kanagawa - Los trabajadores extranjeros en una fábrica de piezas de auto partes se han agrupado aquí para proteger su trabajo y sus familias voluntariamente por un menor número de turnos de trabajo y sueldo, contribuyendo así a que su empleador evite despidos.
Cerca de 40 brasileños de ascendencia japonesa y los hijos de los refugiados indochinos establecidos en Japón negociaron con su empleador y de mutuo acuerdo llegaron a la reducción de horas de trabajo y recortes salariales que han llevado su salario mensual a menos de la mitad de lo que han venido recibiendo.

Kenji Okamoto, de 29 años de edad, (sansei) de tercera generación de japoneses-brasileños, lideró a los trabajadores extranjeros en sus negociaciones con la dirección empresarial.

La mayoría de los trabajadores de la planta, que ensambla airbags y cinturones de seguridad que se instalan en vehículos, no son japoneses. Los 40 trabajadores extranjeros se dividen en dos grupos, en gran parte a lo largo de las líneas de su lugar de origen. El Grupo 1 consta de los vietnamitas y otros hijos de ex refugiados, mientras que el grupo 2, cuyo jefe es Okamoto, comprende a los latinoamericanos de ascendencia japonesa.
Okamoto, que nació en los suburbios de Sao Paulo, llegó a Japón hace seis años y comenzó a trabajar en la planta hace cinco años.
Aprendió japonés hablando con compañeros de trabajo nativos japoneses y viendo "sitcoms" japonés. Pronto se hizo popular entre sus colegas. Hasta agosto del año pasado, Okamoto dijo que ganaba alrededor de 350,000 yenes al mes, trabajando desde las 7:am. a 7:30 pm. todos los días a 1,300 yenes por hora.
Pero las cosas cambiaron drásticamente después de septiembre cuando vio caer su carga de trabajo en un 60 por ciento y las horas extraordinarias desaparecer. En diciembre, un jefe japonés de la fábrica llamó a Okamoto para decirle que la fábrica ya no podía continuar sin despedir a algunos empleados a partir de enero.
Okamoto rápidamente se acercó con una propuesta: "Yo entiendo que la empresa no puede operar en rojo. ¿Pero si todos reducimos nuestro salario puede pagarnos?" A continuación, se dirigió a sus colegas en la cafetería de la empresa y explicó la situación de la empresa. "No hay trabajo. Es necesario tomar grandes decisiones, y tratar de asegurarse de que todos puedan comer y pagar el alquiler", dijo. Como todos conocemos muy bien palabras japonés como Kubi (despido) o Haken (envío de trabajo) podría ser escuchado en vivo en las charlas en portugués, todas sabian que la situación era dura.
El mensaje de Okamoto llegó a muchos trabajadores que tienen sus razones para aferrarse en el trabajo.

Nelson Murakami, de 36 años de edad, de tercera generación brasileña (sansei) que ha estado trabajando en Japón durante 17 años, dijo que sus hijos tienen amigos inseparables en la escuela primaria local. Él mismo prefiere ver a sus hijos crecer en Japón, que ve como una opción segura.
Okamoto rápidamente con su grupo de trabajo llegó a un acuerdo con la propuesta de reparto del trabajo, mientras que el primer grupo también pronto tomaron ese acuerdo.
Desde enero los trabajadores toman tres días calendarios de trabajo a la semana, con turnos de funcionamiento de 7:30 am a 4:30 pm y el pago se redujo a poco más de 100.000 yenes al mes.
A pesar de la reducción de la remuneración, la situación que enfrentan es mucho mejor que la que se enfrentan los trabajadores temporeros, muchos de los cuales están perdiendo el trabajo por no haber renovado los contratos, dijo Okamoto.
El administrador japonés de la fábrica de auto partes dice que aprecia el trabajo de Okamoto, “en la que están todos juntos”. Pero, al mismo tiempo, añadió que "la administración de la empresa también está luchando", y admitió que era demasiado pronto para decir que la empresa se encontraba fuera del trabajo.

Como recordamos hace unas semanas el Gobierno japonés, la Asociación de Empresarios del Japón y la Central de trabajadores japoneses en todo el Japón, llegaron a un acuerdo de repartir el trabajo para desalentar el despido y al mismo tiempo proteger a los trabajadores. En esa perspectiva el nuevo programa del gobierno para promover el trabajo implica el pago de subsidios de hasta 450.000 yenes de un año a las empresas para cada uno de los empleados que mantienen.
Okamoto dice que espera seguir viviendo y trabajando en Japón. "Espero estar para proteger a mis compañeros hasta el final", dijo. (IHT / Asahi: Abril 8,2009)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta vez el gobierno ha tomado una mejor medida económica ,subsidiar a las empresas es el mejor aliciente para los trabajadores así no habrán tantos despidos .
Ojalá esto funcione y a su vez vayan mejorando las cosas para todos.
saludos