martes, 24 de marzo de 2009

Breve Historia del sindicato Kanagawa City Union II

Origen del Sindicato Kanagawa City Union.-

El sindicato KCU nace a principio de la década de los ochenta. Personas que vienen de distintas experiencias sociales de esa época, se juntan en mayo de1984 para fundar el KCU. Principalmente la base laboral de quienes la fundan son los trabajadores que construyen barcos.

KCU es un pequeño sindicato comunal que en sus inicios fue de trabajadores japoneses orientado a resolver los problemas laborales de los trabajadores japoneses que no lograban ser reivindicados en los sindicatos oficiales existentes; ubicado en Kawasaki, ciudad que al igual que Yokohama forman el mayor cinturón industrial del Japón, una inmensa zona de fábricas de automóviles, metal mecánica, química, artefactos para el hogar, electrónica etc.


La presencia de dos personalidades, la Sra. Masako Hirama, llamada cariñosamente como “Maria san”, de origen coreana, migrante y católica, así como del padre Uehara quienes vinculados a los problemas de los trabajadores migrantes coreanos, inician un acercamiento al KCU cuando se dieron cuenta que el conjunto de los problemas de los extranjeros eran laborales, lo que le da el primer impulso a KCU de asumir las causas de los trabajadores migrantes. Esto sucede a fines de la década del 80, ellos realizan innumerables charlas y reuniones con los trabajadores migrantes coreanos que vivían en la localidad de “Kotobuki cho”, en Yokohama. Kotobuki cho es un barrio donde viven desde tiempos históricos los trabajadores pobres, los desheredados de la sociedad, cubren sus frías aceras la pobreza y la precariedad de los jornaleros que trabajan por contrata diaria. Es la otra cara del Japón rico y desarrollado. El Sindicato Kanagawa City Union tiene desde sus inicios la presencia de fieles católicos, monjas y de sacerdotes fuertemente comprometidos con los trabajadores en Kawasaki y Yokohama. Sin que ello implique por supuesto ningún compromiso con la iglesia. El actual presidente y líder del KCU Sr. Satoshi Murayama nos dijo en alguna oportunidad yo no soy católico, pero muchos miembros sindicales lo son.

El KCU fue uno de los primeros en reivindicar a los trabajadores extranjeros frente a la violación de sus derechos laborales y de su dignidad como personas. Los primeros extranjeros en pisar KCU fueron los coreanos, y los filipinos. Para hacer frente a problemas, como despidos, salarios impagos, accidentes laborales, hostigamientos. Entre las diversas nacionalidades que integran el sindicato además de los japoneses, están los ciudadanos coreanos, chinos, filipinos, iraníes, bolivianos, brasileños, colombianos, argentinos, dominicanos, paraguayos, peruanos y de otras nacionalidades más.

La presencia latinoamericana en el Sindicato Kanagawa City Union.

Los latinoamericanos si tenemos derechos en Japón.

En 1994 un trabajador peruano concurrió a KCU. Pero es recién en 1996 cuando empiezan a aparecer los trabajadores migrantes latinoamericanos en KCU y lo hacen vía una institución de la Iglesia Católica, el "Centro de Solidaridad con los Migrantes”, SOL (“Tainichi”, en su acepción popular). El “Tainichi” era un centro formado por el Obispado de Yokohama para acoger y dar respuesta a los problemas de los migrantes extranjeros (filipinos, coreanos y latinoamericanos) en tierras japonesas. Los latinoamericanos somos de reciente migración al Japón, iniciada a fines de la década de los 80, frente a los de nacionalidades asiática de antigua presencia en tierras japonesas.

Orientados por el “Tainichi”, los migrantes latinoamericanos llegan a KCU. En sus inicios, la desconfianza milenaria nuestra y la referencia que manejaban acerca de los sindicatos de nuestros países, llenos de politización y de marcado tinte ideológico, dificultan una relación de afiliación gremial. KCU como la gran mayoría de los sindicatos japoneses no está relacionado con un partido político y no son usados como plataforma partidaria. Son organizaciones civiles legales que cumplen su labor de acuerdo a las leyes, entender esto y sacarse la dura piel de nuestras experiencias y sus desencuentros costaron y cuesta mucho, sobre todo a personas mayormente de clase media entre los migrantes, quienes temían ser catalogados como “extremistas” o “terroristas” por pertenecer a un sindicato y reclamar sus legítimos derechos. Además del mensaje que divulgaron las empresas contratistas apenas llegaron los latinoamericanos al Japón fue: “ustedes no tienen ningún derecho”, mensaje que divulgaron para sacar provecho de la sangre y del sudor de los migrantes latinoamericanos en Japón.

El desconocimiento de la realidad japonesa y la interpolación de su propia experiencia social hacen que los migrantes latinoamericanos demoren algunos años en relacionarse con los sindicatos japoneses. En un primer momento es el desconocimiento, luego los problemas idiomáticos y culturales para por último asesorados por el “Tainichi” comprender que como trabajadores tenemos derechos y que son los mismos que los trabajadores japoneses. Ya que para esos años la “burbuja económica” que nos había llevado al sueño japonés, se había acabado y el trabajo escaseaba y los abusos aumentaban. No es lo mismo sentir la explotación y los abusos, si a ello se agrega el desconocimiento de las leyes laborales de ese país y se viste la piel de migrante, de extraño. KCU enseñó en los hechos que los lazos de la solidaridad dentro de los trabajadores sí son posibles y que no tienen patria.

El Caso Maruko Kogyo.-

En 1996 se inicia el caso de despido masivo de “Maruko Kogyo”, una fábrica de pantallas de computadoras. Una lucha histórica que incluyó juicio a tres trabajadores por parte de la empresa dura hasta 1999, en el transcurso de ese tiempo se logró importantes conquistas, reposiciones, indemnizaciones, mejoras en las condiciones de trabajo, etc. En 1999 la fábrica cierra su planta en Japón y la traslada a Singapur. Fruto de las negociaciones colectivas sostenidas periódicamente, la empresa indemnizó con pago significativo a todos los trabajadores incluso a los no sindicalizados frente al despido por el cierre. Paralelo a esta experiencia larga y fructífera se siembra en el seno de la comunidad peruana la aceptación de la propuesta sindical, afiliándose cada vez más en busca de solución a los despidos abusivos y malos tratos. Ahora son muchos los casos, las experiencias y las anécdotas surgidas de la participación de los trabajadores migrantes peruanos en KCU. Cabe destacar el caso de los despedidos de Toshiba Fukaya, en Saitama, ya que parte de sus indemnizaciones fue destinada a tender puentes de solidaridad con niños trabajadores de su país de origen: el Perú.

La solidaridad no tiene fronteras.

Cuando los latinos inician su acercamiento al KCU, los trabajadores migrantes extranjeros de origen asiático ya estaban en KCU. De esta manera la presencia de los peruanos y latinoamericanos en general constituyó un paso más en la historia de KCU, a la diversidad de idiomas se agregó el alegre acento del castellano y el sabor y la calidez de la sonrisa latina. Hemos crecido en KCU lo prueban las fotos de nuestros amigos en sus paredes, los avisos en castellano, los traductores que hacen la labor indispensable de la comunicación y los rostros latinos que pueblan las oficinas de KCU.

Los trabajadores migrantes recurren al organismo sindical para que los defienda y asesore principalmente por casos de despido, sueldos impagos, accidentes laborales, malas condiciones de trabajo. Los miembros sindicales pagan una inscripción y dan un aporte mensual para los gastos administrativos de la institución. De los pagos indemnizatorios logrados fruto de la negociación para los trabajadores fuera de los salarios y horas extras no efectuadas, un porcentaje de ese dinero se aporta al sindicato para los gastos sindicales que consisten principalmente en las movilizaciones que implican pasajes y comidas y demás gastos administrativos. De esta manera el sindicato de los trabajadores logra una independencia económica que le posibilita mantener una fortaleza gremial.

En los años noventa, los casos en KCU, eran 200 máximo eran 250 al año. Entrado al 2000 empezó a crecer el número de casos a 300 o 350 casos al año. El año 2007 han sido 390 casos al año. Este año con toda facilidad se va a llegar a los 500 casos. Y los trabajadores latinoamericanos son el 85% de los miembros sindicales. La característica de KCU es de ser un sindicato muy activo, de movilizaciones muy fuertes y muy frecuentes. Ha habido años en que al año se han movilizado 200 veces, se han movilizado tres veces a la semana.

Esta es la breve historia del sindicato KCU, una institución japonesa, dirigida por trabajadores japoneses y que agremia en su mayoría a trabajadores extranjeros y que abre las puertas a la esperanza y que nos enseña que la solidaridad no tiene fronteras.

4 comentarios:

Isabel dijo...

Buenas tardes,mi hijo fue despedido junto a su esposa ,sin previo aviso ,después de cuatro días de haberlos sacado de la fábrica recién el contratista va y le ofrece buscar trabajo.
Se quejaron ante el Sindicato en Gifu y el Ministerio de Trabajo también ,sin resultados porq el contratista dice q le ofreció trabajo,el despido fue injustificado
El contratista ni dio carta de despido ,ni tampoco hubo un contrato de trabajo ,el tenía 2 años y meses trabajando en esa fábrica
Que podría hacer
Ayúdennos por favor,

Unknown dijo...

Hola buenas noches,
A mi papá lo maltratan en su trabajo, le van a descontar de su trabajo, porque se robaron unos polos, y lo están culpando de que se robó polos porque él es el único que trabaja de noche. Ni si quiera le dejan ver las cámaras.

Anónimo dijo...

Mi contratista Reus no Juan me cobro demasiado el lavado de uniforme un pantalón y una camisa 3,857 yenes es un ladrón

Anónimo dijo...

Mi contratista le mande varios mensaje reclamando porque me cobro caro lavandería no quiso darme el recibo lavandería un pantalón y una camisa solo cuesta 1,560 en todas las lavandería fui rodokantakusho
No me hicieron caso perdí mi tiempo no puedo ma nadar mensaje a mi contratista me bloqueo se llama Juan como puedo hacer para que respete mis derechos