jueves, 12 de marzo de 2009

La Pobreza en Japón II

El empleo de por vida

Antes de la Segunda Guerra Mundial existían en Japón las trabajadoras el hogar. Luego de la debacle de la guerra, el Japón se modernizó y avanzó con pasos firmes a fundar un Estado de bienestar, moderno y con la participación de todos. La servidumbre en los hogares desapareció.


Parte del proyecto fue el crear una clase media grande y solvente, que podía participar de la nueva sociedad, y al mismo tiempo se transformen en consumidores. La parte visible de ese proyecto fue “el empleo por vida”, que garantizó por un lado la estabilidad de la clase trabajadora y por el otro permitía a las empresas dedicarse a incrementar la producción y a crecer.


Ese mundo ideal escondía, sobre todo en sus inicios, una terrible explotación, el incremento casi inhumano de la jornada laboral, la obligación del trabajo gratuito con las horas extras sin pago como horas de trabajo extras de agradecimiento de contribución a la empresa. Las precarias condiciones de trabajo y la sobre exigencia en la producción. En la época de gran crecimiento Japón llegó a tener tasas de crecimiento económico del 10% al 12 %, crecimiento regado con el sudor y la sangre de los trabajadores. Kawasaki sería el símbolo de esa época, no se podía respirar y sus ciudadanos necesitaban respiraderos públicos para limpiar los pulmones del negro humo que botaban las fábricas.


El control de los sindicatos por las empresas, con el surgimiento de los “sindicatos corporativos”. Facilito la tarea y evitó a toda costa que los trabajadores no se entretuvieran en asuntos tan prosaicos e inútiles como el reclamar mejores condiciones de trabajo y salario. La única preocupación para el trabajador debía ser su objetivo máximo: producir más.

Estación de Yokohama, entrada al subterráneo.

El slogan que se acuñó con un Japón en pleno crecimiento fue de “Japón S.A.”. El Japón era el país capitalista más “socialista”, por la fusión que existía en los objetivos y la planificación del Estado en plena coordinación con las empresas para alcanzar el surgimiento del país y los trabajadores, organizados disciplinadamente en pos de esos objetivos. Hubo quejas como en todo proceso humano, pero fueron rápidamente silenciadas. La terrible postración en que quedo el país luego de la guerra justifico toda acción e impidió un avance de la protesta.


La modernización, el llamado “milagro japonés”, fue conseguida por el esfuerzo supremo de los trabajadores. Se consolidó una gran clase media, que poco a poco fue logrando bienestar. Se masifico la enseñanza pública, el Estado garantizó que haya trabajadores educados. Se desplegó un sistema de salud más o menos eficiente y desapareció el empleo del hogar. Debido a que el pleno empleo garantizaba ingresos altos y que no podían ser asumidos por la clase media trabajadora.


El pleno empleo, venia a ser el pacto que las empresas hacían con sus trabajadores, con la finalidad de asegurase fidelidad por un lado y la seguridad de contar para toda su vida útil al trabajador. Aparentemente era beneficioso para ambos lados y fue la cara visible del despegue económico japonés.


Un trabajador entraba joven a una empresa, se ponía el uniforme de la empresa, se debía a ella y cumplía fielmente con la tradición, que decía que si veía su casa incendiarse y a su fábrica, corría primero a auxiliar la planta de la empresa y luego a su casa. Para posteriormente luego de 30 o 35 años se despedía de la empresa.


Pero detrás de esa quimera se escondía la realidad y esta nos mostraba a trabajadores eventuales, sin protección social y trabajando para empresas contratistas. Las contratistas siempre han existido en el mundo laboral japonés, solo que pertenecían al sub mundo, al “ura” el lado oscuro. Nosotros los trabajadores “Dekaseguis” no inauguramos ese mundo, lo encontramos listo para ocupar los “Ryos” y el sub empleo. En la construcción era mayoritario el mundo de los contratistas, que utilizaban la fuerza laboral de jornaleros de provincias. De Okinawa, de Nigata, etc.

Estación de Yokohama, paradero de Taxis.


El trabajo sub empleado, a través de “Brookers”, estaba prohibido en Japón para los trabajos no calificados. Y era solamente admitido en algunas ramas laborales especializadas. O en algunas industrias y se llamaba, “ukiyoe”. Esto siempre fue violado, cuando llegamos nosotros en la década de los 90s, la generalidad eran el trabajo con intermediarios. ¿Y la sociedad oficial?, bien, gracias.

Así que el trabajo de por vida, el “pleno empleo”, lo conocimos vía una lectura o lo vimos en las fábricas para los japoneses, “shain”, no fue con nosotros la historia, porque pertenecemos a otra historia. Y ahora la misma historia nos esta uniendo, porque el empleo de por vida, se acabó en Japón, desde 2004 con las reformas neo liberales impuestas en el gobierno de Koizumi.

1 comentarios:

Elisa dijo...

Muy interesante. Algunas de las ideas expresadas quedan un poco lejos de mi entendimiento, sobretodo por diferencias culturales y por no dominar los términos e ideas sobre economía. A pesar de ello, muy interesante, y muy útil para comprender la idiosincrasia nipona. Y se agradece la información. Saludos a todos los inmigrantes latinos de estas páginas desde Catalunya (España) y mucho ánimo frente al delicado momento que estais viviendo junto con todo el pais.