miércoles, 18 de marzo de 2009

La Pobreza en Japon VI

Freeters segunda parte

Situación actual

El asunto es serio para la sociedad japonesa. Del empleo de por vida a los “freeters”, es decir al no empleo al sálvense quien pueda. El número oficial de “freeters” para 2001 era de 4,17 millones de freeters. Según algunas estimaciones, habrá diez millones de freeters en Japón en 2014. Los Freeters suelen trabajar en las tiendas de conveniencia, supermercados, comida rápida, restaurantes, y otros de bajo pago, empleos poco cualificados. Según una encuesta del Instituto de Trabajo de Japón en el año 2,000, el promedio freeter trabaja 4 días a la semana y gana al mes 139.000 yenes. El fenómeno freeters tiene preocupada a la sociedad japonesa, situación que se ha acrecentado con la actual recesión.

Las dificultades de iniciar su propio hogar

Ser freeter tiene sus ventajas, nuestro personaje no va uniformado ni con el traje oscuro de un empleado de carrera, “salariman”, ni con el overol de la fábrica. Puede tomarse sus vacaciones cuando quiere, no esta obligado a cumplir ninguno de compromisos monótonos y tediosos de la sociedad japonesa. Subir al tren, leer los periódicos, agachar la cabeza a los clientes, comer rápido y regresar borracho a su casa. La ventaja de ser un freeter es que son liberos en la cancha, y más tiempo para sus pasatiempos o para perseguir sus sueños. Además, si viven con sus padres, puede gastar la totalidad de sus ingresos en sus gustos, “Play Station” por ejemplo. Por lo tanto, pueden ser capaces de realizar sus sueños más que un “salariman”, que disponen de muy poco tiempo. Mientras son jóvenes un freeters anti sistema o del tipo que le busca el gusto a la vida, puede ser feliz, algo muy difícil de encontrar en Japón.

Pero también tiene sus desventajas, como gana poco, casi siempre no tiene ahorros y anda con el dinero “al día”, “aguja”. Dispone de su tiempo pero no dispone de dinero, por eso si quiere salir de paseo a “Hawai” no puede hacerlo. A la inversa del “salariman”. Tampoco puede casarse, no puede con su propia vida, menos con una familia y si por alguna razón tiene pareja, tener hijos es un lujo del que no pueden gozar. Para los freeters que viven con sus padres, tienen una relativa libertad, debido a que los padres japoneses no ponen muchas limitaciones a sus hijos, tanto varones como mujeres. Pero en la casa de sus padres no pueden tener privacidad. Una desventaja adicional es que las casas japonesas son reducidas y compartir con dos familias es un ejercicio no recomendable. Ser “freeters” es estar titulado para no tener hogar propio. Arrinconarse en la casa de los padres es siempre la mejor opción para ellos.

La opción del matrimonio

Las mujeres “freeters” en comparación con los hombres tienen una mejor expectativa de matrimonio. Porque según la tradición social japonesa, las mujeres deben abandonar el trabajo antes de los 30 años y pumm casarse. Para una chica menor de 30 años siempre existe la opción de encontrar un buen partido, nunca se sabe y asume el dignísimo papel de “ama de casa”, un oficio siempre muy bien remunerado y de prestigio. Aunque con los vientos de la modernidad esto ha estado cambiando, todavía la sociedad espera de las chicas que se casen y colaboren en alimentar al varón de la casa. Pero pasados los 30 años también encuentra dificultades como los hombres para casarse. Un varón “freeters” no tiene muchas posibilidades de encontrar pareja, por su situación económica. Las chicas japonesas andan buscando siempre un tío que las saque de la casa paterna, pero para bien, de ninguna manera para irse a dormir a los Ciber cafés.


Las dificultades de iniciar una carrera

El mayor problema para un “freeter” es encontrar un trabajo tradicional, con estabilidad laboral, bien remunerado y en una empresa de prestigio. Como la mayoría ya están en la base 3. Las compañías japonesas prefieren aceptar jóvenes egresados, moldearlos en su tipo de trabajo, duran más, etc. Los bajos ingresos y las dificultades para encontrar un buen empleo son las mayores dificultades para los “freeters”. Algunos expertos predicen que el envejecimiento de la población del Japón creará una escasez de mano de obra, lo que abrirán más opciones profesionales para los freeters. Allí nos vamos anotando nosotros también los chamberos extranjeros. Abran cancha.


La salud y del seguro de pensiones

Como el compadre o la comadre de la que nos estamos ocupando, es todavía joven, el aspecto de la salud y de la jubilación no es tocado por los analistas. Pero es un asunto problemático para ellos. En general no tiene ningún tipo de seguro, ni de salud ni de desempleo ni de jubilación ni de nada, para ellos el asunto es agarrate como puedas. Por los tipos de trabajos que asumen. Los problemas de salud repentinos que puedan tener, debido a que carecen de ahorros, es muy difícil que lo puedan asumir.

Otro problema añadido es el sistema nacional de pensiones japonés, el cual se basa en el número de años que una persona paga. Y en un plan de seguro la empresa paga una cantidad y el empleado otro. El “freeter” no tiene ningún seguro y es poco probable que pueda asumir un pago. Así que por ese lado esta desamparado y sin jubilación. Aunado a esto el Japón tiene una baja tasa de natalidad y corre el peligro que el actual sistema de pensiones deje de funcionar en algún momento si la caída demográfica continúa.

Bueno al final los trabajadores extranjeros vamos encontrando similitudes con los “freeter” es un trabajador pobre, marginal, sin seguros, totalmente inseguro para casarse y caminar por el mundo. Al que sólo el futuro puede redimirlo, cuando la sociedad japonesa sea apretada por la caída demográfica y necesiten el punche de los trabajadores. Recién el 2007 el recuento negativo empezó para los japoneses, eso significa que la sociedad empezó a decrecer.

¿Mis estimados radioescuchas?

¿Ya tenemos una idea más o menos de como se viste las sociedad japonesa?, ¿más o menos vislumbramos el lado oscuro de la luna?

Fuente: Wikipedia.

http://en.wikipedia.org/wiki/Freeter

1 comentarios:

Elisa dijo...

Me he quedado estupefacta, desconcertada, mareada al leer que la felicidad es un bien muy escaso en el Japón. Porque me lo creo. Sí, me creo tal afirmación, pero me rebelo ante la idea de tal certeza. ¿Porqué no se rebelan también los japoneses ante la perspectiva de una vida anodina e insípida? Pero, ¿de qué pasta están hechos?
¿Cómo consiguen darle sentido a sus vidas? Ya que una vida sin sentido es, en mi opinión, poco merecedora de ser vivida. ¿O quizás son como los animales que se conforman con reproducirse únicamente para perpetuar la especie? ¿Es que los japoneses no aspiran, como todo el mundo, a ser felices? No me imagino qué otra cosa puede tener más importancia al final de nuestros días que el haber sido felices. ¿El dinero que acumulamos? ¿los hijos, que engendramos, sí, pero que no conocimos por falta de tiempo libre?
Me agradaría mucho que os animarais a profundizar en este tema que nos ayudaría a comprender mejor la personalidad nipona.