El Ministerio de Justicia concedió visado por un año de residencia a la estudiante iraní Amine Maryam de 20 años de edad, en una decisión que ha sido catalogada como excepcional por la prensa japonesa.
Amine Maryam es la chica iraní a quien las autoridades japonesas concedieron permiso excepcional de estadía en Japón, pero a sus padres y a su hermana menor los obligaron a abandonar el país. Su familia entro a Japón con visados de corta duración entre 1990 y 1991, luego se quedaron en el país viviendo como overstay. En 1999 la familia se presento ante las autoridades de la Oficina de Inmigración, disculpándose y pidiendo un permiso especial para quedarse. Pero las autoridades migratorias les negaron el permiso. Desde esa fecha la familia siguió un proceso judicial para conseguir quedarse en Japón, pero finalmente en 2007 su familia se vio obligada a salir de Japón. Salió toda la familia menos Amine, por su situación de estudiante en esos momentos. Y le concedieron un permiso especial de estadía.
La chica iraní ha continuado sus estudios, habiendo concluido sus estudios como guardera y esperaba empezar a trabajar a partir de abril, pero para eso necesitaba un cambio de visa. Ante esa situación el Ministerio de Justicia ha concedido un permiso especial de residencia de un año de estadía para que pueda trabajar. En la consideración de que Amine quien llego de tres años a Japón, habla solamente el idioma japonés y no conoce Irán y menos su idioma y costumbres.
Es indudable hacer las comparaciones con la chica filipina Noriko Calderon, y aunque las autoridades migratorias japonesas manifiestan que son casos distintos y que sus decisiones no son vinculantes, no podemos dejar de encontrar similitudes.
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